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PARTÍU CARLISTA: pola defensa de la nuesa tierra

Disputa en el Campoamor

La Nueva España 

5/Junio/2007

Ernesto CONDE

Leopoldo Alas y el catedrático Guillermo Estrada mantuvieron una controversia en la prensa a propósito del nombre del teatro ovetense


En 1894, don Guillermo Estrada Villaverde, insigne catedrático de la Universidad de Oviedo, carlista notable y respetado ovetense por su integridad y honradez, publicó unas añoranzas de juventud entre las que citaba el viejo teatro del Fontán. Explicaba que la trascendental reforma de 1847, ejecutada bajo la dirección del arquitecto municipal Coello, había sido la mejor posible, aunque insuficiente: «Como el señor Coello no pudo salirse del marco de las cuatro paredes antiguas, el teatro resultaba con forma y sin ella un cuadrilongo molesto para muchos espectadores en los palcos, en vez de tener la forma abierta moderna, que da además gran amplitud al escenario».

Recordaba también que «ostentaba como distintivo en el sitio que después ocupó el reloj (sujeto a tantas intermitencias), un medallón con los cinco bustos pintados de Calderón, Tirso, Lope, Moreto y Moratín; y como la pintura quería imitar mármol o yeso, no parecían sino clowns guillotinados». Pero introdujo a continuación una crítica al recién estrenado teatro Campoamor, en particular el contenido entre paréntesis en el texto original, que va a originar cierta polémica con Leopoldo Alas: «Esto no es decir que aprobemos ni alabemos la elección y ejecución de medallones en el nuevo teatro, incluso el gran medallón central dedicado al poeta Campoamor que le da nombre (aunque nunca compuso nada para la escena) y del cual el moderno realismo más hizo el tipo de un notario que el de un predilecto hijo de Apolo».

El autor de «La Regenta», siendo concejal, había propuesto en 1890 la moción -que fue aprobada por unanimidad- suscrita por él mismo, junto con Buylla, Prieto, Ordóñez y G. Posada, para dar el nombre del poeta lírico «conterráneo» más ilustre. La defendía argumentando que Jovellanos ya titulaba el de Gijón y Bances Candamo era «desconocido de muchos»; dándose además la circunstancia «de que Asturias carecía de autores dramáticos de cierta talla», aunque con cierta finura añadiese, «por más que existan esperanzas fundadas de que no faltarán jóvenes que lleguen a obtenerla».

Puede decirse que don Guillermo Estrada y don Leopoldo Alas eran casi gemelos en el ejemplar comportamiento ciudadano, aunque separados por abismales principios políticos: Estrada era un esforzado carlista que había sufrido persecución y penas de presidio por su decidida militancia; mientras que Clarín se manifestaba como fervoroso republicano, víctima también de contratiempos por sus ideas políticas, sin que por ello menguase su fervor hacia tal sistema de gobierno. Ambos eran compañeros de claustro, catedráticos de la Universidad de Oviedo, y aunque no parece que hubiese especiales lazos de amistad entre ambos, sí mantenían un evidente respeto mutuo. Cuando fallece Guillermo Estrada, Clarín publica en «El Carbayón» una sentida necrología, en la que mostraba en público la gran admiración que sentía por el fallecido.

Sin embargo, no es óbice para que 29 de octubre de 1894, a raíz de la publicación por Estrada del asunto del nombre del teatro Campoamor, Clarín enviase una «Carta al director» de «El Carbayón», corrigiendo a su colega de cátedra. La literalidad del texto sólo está alterada al entrecomillar las palabras en cursiva originales:
«Señor. Director de "El Carbayón".

Mí estimado amigo: espero de su amabilidad que inserte en su popular periódico esta carta, y le anticipo las gracias. El semanario de esta ciudad "Las Libertades" dice en su número de hoy que Campoamor, cuyo nombre lleva nuestro teatro "nunca compuso nada para la escena". Campoamor dio a los teatros de Madrid, que yo sepa, las siguientes obras que yo mismo vi estrenar: "Cuerdos y locos", en verso, estrenada con muy buen éxito, no recuerdo si en Apolo o en "El Circo", de la plaza del Rey. Matilde Díaz era la protagonista. El autor salió a la escena sinnúmero de veces entre grandes aplausos. La crítica elogió mucho esta original comedia, y el señor García Cadena, revistero entonces de mucha fama, vio en "Cuerdos y locos" algo de lo que ahora llaman muchos "nuevos moldes". (V.L. Ilustración Española y Americana)

En el Español vi estrenar "Dies irae" cuadro trágico, "también" de Campoamor y "también" en verso. Tuvo muy buen éxito "también". En "El Circo" asistí al estreno de "Así se escribe la historia", "también" de "Campoamor" y en verso "también". A mi me gustó pero no a las "señoras". Según malas lenguas hubo algo de intriga en este mal éxito. Tengo idea de que Campoamor hizo estrenar otra obra suya titulada "El honor", o cosa así, que no conozco. Tenemos pocas, tres o cuatro obras dramáticas representadas, algunas con muy buen éxito.

Con don Ramón Prieto, y otros que no recuerdo, soy autor de la proposición en virtud de la cual se dio a nuestro nuevo teatro el nombre que lleva, y por eso me decido a rectificar el error de "hecho" en que incurre "Las Libertades".

Lo que no se discutirá, ni con "Las Libertades" ni con nadie, es si hicimos bien o mal en proponer lo que propusimos. Ahora que el teatro ya se llama así no tiene para mí ningún interés una polémica de "críticaÉ" municipal con el discreto y ático propugnador del carlismo, en cuya lealtad espero una espontánea rectificación de su error insignificante.

Soy de Vd. siempre afectísimo amigo y s. q. l. b. l. m.

L. Alas».

Al día siguiente, un lector anónimo del periódico que se identifica como admirador y amigo de Campoamor, corrige a Clarín, agregando otras cinco a las obras ya enumeradas: «Guerra a la guerra», drama basado en la guerra franco-prusiana, representada en el teatro Español de Madrid «con éxito ruidoso». «El palacio de la verdad», también puesta en escena en el mismo teatro Español, con buen éxito. Una obra inédita: «Química conyugal», juguete cómico escrito en Madrid en 1874. Otra obra dramática estrenada en el teatro de la Alhambra en 1885, de la que no recuerda el título. Y la más antigua de todas, «Una mujer generosa», comedia en dos actos, representada en Madrid en 1838. Con este último aporte, las obras de teatro escritas por el poeta de Navia ascendían a nueve.

La respuesta de don Guillermo a «Clarín» aparece el siguiente cuatro de noviembre en el periódico carlista «Las Libertades».
«El señor don L. Alas, con perfecta cortesía, rectifica en "El Carbayón" el paréntesis de una nota nuestra, según la cual Campoamor nunca había compuesto nada para la escena. Damos gran aprecio a que el insigne crítico fije su atención en estos humildes Recuerdos, y así poco cuesta a nuestro amor propio reconocer que Campoamor compuso para la escenaÉ casi nada, sobretodo comparándolo con su fecundidad para otras obras poéticas y no poéticas. De lo que nos dice el señor Alas deducimos además que Campoamor en el teatro solamente logró lo que suele llamarse, con galicismo y todo, un suceso de estima: nosotros deseamos sinceramente un éxito más completo al señor Alas, si como dicen debe obtenerlo ya muy pronto sobre las tablas.

Respecto al nombre del teatro-Campoamor opinamos que es un verdadero pleonasmo. Se comprende el poner nombres a los diferentes teatros que haya en una misma población para distinguirlos; pero aquí, donde probablemente por mucho tiempo, en esta materia estaremos como Barbazul en materia de artillería, nos parece que el teatro-Campoamor debería llamarse lisa y llanamente "el teatro"».
No hubo réplica. Clarín obvió la posibilidad de decirle a Estrada que Oviedo tenía otro teatro, además del Campoamor, porque el del Fontán, aunque en estado lastimoso, seguía funcionando, y que el nombre de Campoamor era necesario porque la ciudad tendría en el futuro nuevos coliseos, que sería preciso identificar con sus propios nombres. Clarín no responde, y eso que don Guillermo le había «soltado», a título de advertencia solapada, mayor fortuna en su próximo estreno de la obra de teatro «Teresa».

Aquí se terminó el breve intercambio de opiniones entre ambos insignes vecinos de Oviedo, no obstante, en beneficio de la postura de don Leopoldo, debemos advertir que don Constantino Suárez, «El Españolito», autor de la inestimable colección titulada «Escritores y artistas asturianos. Índice bio-bibliográfico» -obra totalmente agotada y difícil de conseguir, incluso en librerías de viejo, y cuya reedición debería tener prioridad en el RIDEA- aún pudo citar en tiempo mucho más cercano a nosotros, muy lejos por tanto del momento de la polémica, otras cuatro piezas teatrales: «El castillo de Santa Marina», drama en verso de cinco jornadas, escrita en Madrid en 1838, prologada por T. Rodríguez Rubí; «La fuerza del querer», comedia en tres actos, escrita en Madrid en 1840; «El hijo de todos», comedia escrita y estrenada en Madrid, y por último, «Glorias humanas», comedia en un acto escrita en Madrid en 1885.

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