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PARTÍU CARLISTA: pola defensa de la nuesa tierra

Documentos hestóricos

Lo que escribía Juan Vázquez de Mella en 1893

Lo que escribía Juan Vázquez de Mella en 1893

Fragmento del artículo “Los tradicionalistas y el regionalismo”, publicado en El Correo Español el día 14 de junio de 1893

 

Nuestro amor y nuestras simpatías están con la nobilísima Navarra, con las leales y heroicas Vascongadas, con la viril y laboriosa Cataluña, con la altiva y caballeresca Asturias, y la honrada, sufrida, resignada pero indomable Galicia, que ahora con sacudimientos de titán trata de romper las argollas de la servidumbre que ha puesto en sus manos el más opresor y desvergonzado de los caciquismo.

 

En esas regiones, como en todas las de España donde se levante una voz en defensa de los oprimidos, allí estará el corazón de todos los carlistas.

 

Al lado de los centralizadores nunca estará más que nuestro odio.

 


Un texto de Vicente Manterola (1833-1891)

Un texto de Vicente Manterola (1833-1891)

Así analizaba el eclesiástico Vicente Manterola (1833-1891), diputado carlista en las Cortes de 1869, lo que significaba el sistema capitalista y productivista, que nacido en Inglaterra fue importado a Las Españas por la burguesía liberal, y al resto del mundo por los diversos imperialismos:


 

"¿No es allí mismo a la vez el hombre esclavo envilecido de la industria moderna, explotable como un producto cualquiera, una máquina más, de mayor o menor fuerza, que vale cuanto produce, en razón de la resistencia que ofrece al rozamiento incesante de un trabajo abrumador? 


Y esos hombres, y esas mujeres, y aun esos niños, que pasan su vida enterrados en las glaciales entrañas de húmedas y negras minas, sin Dios, ni familia, ni patria; sin un rayo de luz para sus almas, sin un consuelo para su espíritu; esos seres embrutecidos, que tienen como enmohecida su inteligencia y paralizados los resortes del corazón, condenados a morir prematuramente, sin haber logrado su desarrollo físico y moral, deberán estar muy agradecidos a la civilización de la Gran Bretaña? Esos infelices son indudablemente más desgraciados que lo fueron jamás los esclavos en nuestras colonias de Ultramar...


Inglaterra se preocupa mucho de un minuto, de un segundo, porque ese segundo, ese minuto son tiempo, y el tiempo es allí dinero, como lo es en toda sociedad condenada al servilismo rutinario del “tanto por ciento”. Un segundo en el mundo mercantil puede significar la solución de una crisis monetaria; puede ser la fabulosa ganancia de una exorbitante jugada; puede determinar el aplazamiento del descrédito y de la ruina, y sostener el principio de una inmensa fortuna. Pero un hombre que nada tiene y nada puede adquirir ¿qué valor representa en Inglaterra?".

V. Manterola, Don Carlos es la civilización, pág 5. Sobre León de Arroyal, ver el artículo de F. López, “León de Arroyal auteur des Cartas Político-Económicas al Conde de Lerena”, Bull. Hisp. T. LXIX, 1967, núm. 1-2, pág 49.

Extracto del Plan de regeneración social de J. Indalecio Caso

Impuestos niveladores

 

Se gobierna para los ricos a costa de los pobres y debería ser todo lo contrario. Se cercena lo necesario en la misma proporción que lo superfluo, y así los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, contra todo principio de equidad y toda idea de gobierno. Decir que nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo necesario, es la expresión absurda de una gran verdad. (...)

 

El trabajo representado por el trabajo

 

Los españoles dedicados a vivir honradamente de su trabajo componen por si solos la inmensa mayoría de la nación. Esta mayoría permanente, sobre la ventaja del número, base fundamental del derecho público moderno, tiene el mérito de llenar con el trabajo la primera necesidad de España, y siendo la clase que más sufre, es también la que más paga en dinero y en sangre, y la que reúne mayor fuerza. Luego es evidente que no se debe contar más que con esa mayoría, ni mandar ni gobernar más que para ella.

 

 El Pueblo trabajador es la nación.

 

 (Julio Nombela, Detrás de las trincheras, Madrid, 1876, pp. 434-447)

Citas de algunos discursos de Vázquez de Mella

Citas de algunos discursos de Vázquez de Mella

El pueblo carlista está mas cerca de un republicanismo federal o de un socialismo cristiano que de la antítesis de su concepción doctrinal: la monarquía alfonsina

 

Discurso 30 junio de 1916 en el Congreso
Soy partidario de aquella monarquía federativa y representativa que cuando por primera vez la formulé aquí produjo natural escándalo en los que no estaban acostumbrado más que a llamarnos absolutistas, tiránicos, arbitrarios, defensores del absolutismo.

Discurso 30 y 31 de mayo de 1890
¿Quién puede negarlo sobre todo en España, donde estas regiones forman una verdadera personalidad histórica? ¿Quién puede negarlo aquí, donde la unidad nacional es posterior a las entidades regionales y que, en cierto modo, se ha establecido por pacto implícito, formando eso que yo llamaba con asombro de algunos, Monarquía Federal? Porque aquí, la nación, mejor diré, el Estado central, ha sido la resultante de la unión de varias regiones que antes eran independientes, pero que al unirse no han podido perder aquellas prerrogativas y facultades esenciales a toda entidad jurídica, sobre todo si es de un orden tan superior como lo son las regiones.

IDEAS SOCIALISTAS Y FEDERALISTAS DE JAIME III

IDEAS SOCIALISTAS Y FEDERALISTAS DE JAIME III

Cuando se ha tratado de mejorar las condiciones sociales del obrero, me han parecido siempre tibias todas las reformas e insuficientes todos los esfuerzos; me considero y me he considerado siempre como un socialista sincero, en el sentido exacto de la palabra, y nadie podrá negarme que en todo momento he hecho cuanto he podido para conocer las necesidades verdaderas del pueblo y procurar que se considerara la cuestión social como el problema esencial para todos los hombres de gobierno

 

La autonomía municipal, los estatutos regionales, la autonomías universitarias, son los primeros pasos de este gran movimiento descentralizador que está ya en camino en la hora presente. Hay que ir preparando hoy el espíritu de las masas a los beneficiosos avances de la tendencia federativa.

 

Los políticos que pretenden ir contra esta corriente natural, poderosísima desde el día en que se penetra de su alcance el alma popular, serán arrollados fatalmente por querer luchar contra una aspiración indestructible que saca toda sus fuerzas de las entrañas mismas del pueblo

 

En un sistema netamente regionalista como el nuestro, España vendría a ser una confederación de Repúblicas sociales gobernadas por la Monarquía; reconocida a las regiones su personalidad jurídica, su legislación autónoma, sus libertades administrativas, judiciales y universitarias, el Poder central tendría como misión privilegiada, lejos de todo despotismo, ser el lazo de unión entre todas las regiones

 

Fuente: Don Jaime, el Príncipe Caballero, Francisco Melgar, 1932, Espasa-Calpe.

Fragmentos de la Doctrina Asturianista (1918) de la Junta Regionalista del Principado, plataforma política en la que participo el Partíu Carlista d’Asturies

P. ¿Cuál es la Patria de los asturianos?

 

R. ASTURIAS y por extensión ESPAÑA, que es la continuación histórico geográfica y política del  ESTADO ASTURIANO, al cual debe el ser.

 

P. ¿Entonces ASTURIAS fue un ESTADO?

 

 

R. Cuando encarno la personalidad total de la nación española, fue un ESTADO SOBERANO EN ABSOLUTO; más tarde por la omnímoda libertad e independencia, facultades y atribuciones de que gozó, vino a ser de hecho UN ESTADO DENTRO DE OTRO SUPERIOR.

 

 

P. Y ahora, pasando al orden político, ¿llegó Asturias a legislar?

 

 

R. Indudablemente; por medio de la Junta General de Principado, que era la Representación asturiana o las Cortes de Asturias.

 

 

P. ¿Cuándo alcanzo la Junta el mayor apogeo de sus atribuciones como organismo de gobierno?

 

 

R. Desde los tiempos de Juan I al crear el Principado de Asturias, hasta el entronizamiento de la Casa de Borbón.

 

 

P. ¿Qué hecho corroboró en tiempo de Enrique IV la importancia y autoridad de la Junta?

 

 

R. El juramento que prestó dicho Rey en manos de un delegado asturiano, comprometiéndose en nombre propio, en el del Príncipe y en el de los sucesores de ambos, a no inmiscuirse jamás en asuntos de gobierno privativos del Principado.

 

 

P. ¿Se ve todavía más claramente en época posterior esta absoluta soberanía?

 

 

R. Robustecida por la voluntad de los pueblos y respetada por los Reyes, pueden las atribuciones de la Junta en el siglo XVI reputarse ilimitadas. Media su poder con el de los Reyes;  sus disposiciones y mandatos tenían enorme fuerza y eficacia, del propio modo que si fuese independiente el territorio asturiano.

 

 

P. ¿Cuáles fueron sus más famosas Ordenanzas?

 

 

R. Las de Hernando de la Vega en tiempo de los Reyes Católicos, las de Duarte de Acuña en la época de Felipe II, que son las más notables, y las de Santos de San Pedro en el reinado de Felipe IV.

 

 

P. ¿Cuál era la constitución interna de la Junta General?

 

 

R. Componíase de los Procuradores o Diputados de todos los Concejos de Asturias.

 

 

P. ¿Cuándo empezó a atentarse contra las atribuciones de ésta?

 

 

R. Al subir al trono la Casa de Borbón, que importó el centralismo francés, mostrándose sus Reyes poco respetuosos y hasta agresivos con los Fueros de las Regiones, que protestaron virilmente (algunas apelando a las armas) contra estas ingerencias.

 

 

P. Y a pesar de todo ¿continuaron inmiscuyéndose en nuestros asuntos?

 

 

R. Sí; con lo que poco a poco fueron deleznándose las facultades y atribuciones de la Junta asturiana, no obstante sus enérgicas protestas.

 

 

P. ¿Cuál fue el ultimo acto glorioso y memorable de la Junta, rememorando la plenitud de sus facultades soberanas?

 

 

R. Al estallar la guerra de la Independencia,..., se pone al frente del movimiento contra el invasor, erigiéndose en Soberana y declara solemnemente la guerra a Napoleón, sin poder contar con el auxilio ajeno, aislada por completa del resto de España, en absoluto independiente.

 

 

P. ¿Qué hizo luego la Junta?

 

 

R. Designó los altos cargos militares, nombró los ministros de Estado, Guerra, Hacienda y Gracia y Justicia, y ordenó el levantamiento en masa de todo el país.

 

 

P. ¿En qué fecha, pues, dejó de funcionar la Junta y su Diputación?

 

 

R. El 8 de diciembre del año 1835, consumándose entonces el inicuo y bochornoso despojo. Así fenecieron las libertades de Asturias, aquel Estado fuerte, independiente dentro de otro más elevado, del que fue sostén y al que dio vida.

 

 

P. ¿Cómo legislaron y gobernaron los políticos centralistas respecto de Asturias?

 

 

R. Del modo más desastroso para la Región, pero...admirablemente en provecho propio, llevándose hacia sí todos los fondos recaudados en ella y devolviéndole sólo una pequeña parte, y esta otorgada por favor, como una limosna, después de reiteradas peticiones.

 

 

P. ¿De modo que están invertidos los términos?

 

 

R. Sí; debe ser el Estado quien pida a Asturias, no la Región al Gobierno de Madrid.P. ¿Qué frase célebre resume nuestras aspiraciones constituyendo el lema de nuestra Bandera?

 

 

R. Asturias para los asturianos.

 

 

P. ¿Qué significa esta frase?

 

 

R. Que en Asturias deben gobernar los asturianos y no como hoy los centralistas, políticos a la madrileña, como si fuéramos menores de edad o no supiéramos gobernarnos.

 

 

P. ¿Qué otra prerrogativa debemos reivindicar?

 

 

R. El derecho indiscutible de Asturias a constituirse y organizarse según sus necesidades y carácter, y a darse las leyes que estén más en consonancia con su manera de ser: en una palabra, a reivindicar en absoluto la personalidad de Asturias.

 

 

P. Y todas las demás reivindicaciones, como nuestros Fueros, franquicias y libertades, ¿en qué forma las habíamos de implantar?

 

 

R. Sustancialmente en la misma que tuvieron antes, pero acopladas al carácter y necesidades de la época actual y teniendo en cuenta los adelantos y la cultura de la vida moderna. La administración y gobierno sería entonces fiel reflejo de aquella que en tiempos antiguos puso tan alto el nombre de la Junta del Principado.

 

 

P. Resumiendo nuestra Doctrina, ¿a qué aspira Asturias?

 

 

R. Claramente se deduce de lo que hemos expuesto. No es separatista, por ser ella misma el fundamento de la nacionalidad española, sintetizando su ideal en esta frase:

 

Asturias libre, regida por si misma

Fragmento de la Declaración de D. Carlos Hugo de Borbón Parma del 24 de abril de 1976: La Unidad del Carlismo

Fragmento de la Declaración de D. Carlos Hugo de Borbón Parma del 24 de abril de 1976: La Unidad del Carlismo

El Carlismo, por mucho que algunos se empeñen, siempre ha formado un solo cuerpo. En torno a los valores permanentes que se han ido expresando y plasmando según las épocas, los tiempos y las circunstancias se ha mantenido unido el Carlismo. Estos principios que son las esencias espirituales, la libertad de la persona, las libertades de los pueblos, nuestra Patria como federación de los pueblos que componen el Estado Español, los principios socialistas de igualdad y libertad en lo económico y en lo social, la unidad en torno a la dinastía como institución eje para garantizar nuestra continuidad, son los conceptos revolucionarios y democráticos que el Carlismo ha mantenido en el transcurso de toda su existencia y por los que tantos han dado su vida y sus bienes.


Esta es la unidad del Carlismo. No puede haber otro Carlismo. Fuera de esta línea ideológica ya no se puede llamar carlista. Es el Pueblo quien en su dinámica política a través del pacto con la Dinastía ha determinado esta línea y la mantiene viva día a día. Los esfuerzos para mantener esta unidad en la lucha por la libertad y la democracia representan el plebiscito cotidiano que hace el Carlismo de su propia ideología. Esta es la unidad del Carlismo, por mucho que intente la clase dominante presentarlo dividido con torpes maniobras.


El Partido Carlista, vanguardia del Carlismo, carga con la responsabilidad para que esa línea sea aplicable en los momentos de lucha y se puedan alcanzar los objetivos principales que son la construcción de un socialismo plural y de autogestión global en un Estado federal, ideal que comparten con el Carlismo muchísimos españoles de hoy.

 

El mantener el Partido Carlista organizado, es decir actuante en estos momentos, es responsabilidad de todos y cada uno de los carlistas. No bastan las meras intenciones. Cada carlista, hoy mas que nunca, debe tener una presencia firme en la lucha o ayudar al Partido. Las buenas intenciones no bastan. La acción, la entrega, el sacrificio son imprescindibles para el éxito de nuestra lucha, para alcanzar las libertades. Las libertades nunca han sido otorgadas siempre han sido conquistadas por el pueblo.

Declaración del Partido Carlista en Montejurra (1975)

Declaración del Partido Carlista en Montejurra (1975)

En esta Declaración como en muchas otras vemos que para definir el Estado Carlista se habla de una  “federación de republicas” presidida por la Corona. Esta es una vieja expresión que ya usaron los Carlistas de finales del siglo XIX para incidir en el amplio autogobierno del que gozarían los pueblos hispánicos bajo la Monarquía federal carlista.

El Partido Carlista, desde este Montejurra 75, se reafirma en su línea política expuesta en anteriores ocasiones. Este momento del Montejurra 75 también es ocasión para que el Partido Carlista exprese su adhesión a su líder y Rey Don Carlos Hugo, así como dar las gracias, con el cariño y el respeto que por él sentimos, a nuestro viejo Rey Don Javier que, como él mismo ha dicho, al abdicar en su hijo, seguirá siendo un soldado en la lucha por la libertad. Nos ratificamos en la línea ideológica porque mantenemos las afirmaciones que en ella se hacen y porque estas afirmaciones son base de la construcción doctrinal del Carlismo. Afirmaciones de que el Socialismo será plural y de autogestión global, que la federación de los pueblos se configurará mediante un proceso revolucionario regional en todo el Estado Español, y que la Monarquía será socialista y federal. Si no, no habrá Monarquía.  

El Socialismo plural y de Autogestión Global

 Para que el Socialismo pueda instaurarse, es necesario que el proceso de la revolución económica y social nazca desde las mismas raíces del Pueblo y que la libertad social permita la participación de todos sobre unas bases de igualdad. De esta forma surgirá un pluralismo socialista sin clases y sin grupos dominantes. La Revolución debe alcanzar todo los campos de la actividad de los hombres, así el desarrollo político y económico de las comunidad y los pueblos. De esta forma el pueblo, con el poder en sus manos, hará posible el Socialismo. La socialización de los medios de producción; la planificación económica orientada desde la misma sociedad a través de los sindicatos y del pacto federal de las Repúblicas; la Revolución que ponga en pie de igualdad de condiciones el acceso a la cultura para hacer desaparecer las castas y las clases; la limitación de la propiedad personal; la unidad sindical y la pluralidad de los partidos políticos populares, constituirán la médula del Estado Socialista Federal.  

El proceso revolucionario regional base del federalismo socialista

 La liberación de los pueblos debe darse en las mismas condiciones y presupuestos que aplicamos para la revolución política, social y económica. Si no fuera así, caeríamos en grave contradicción. La revolución regional está haciendo cambiar el signo que hasta ahora se le ha querido dar al regionalismo.

La revolución regional que el Carlismo exige, se tendrá que llevar a cabo mediante un proceso de autogestión, donde los hombres y los pueblos participen, día a día, con su propia responsabilidad e iniciativa, en la construcción de un federalismo socialista y libre.

El federalismo deberá ser socialista, porque de nada serviría la autonomía de los pueblos si estos quedasen sujetos a la misma tiranía y servidumbre anterior, al no eliminar las estructuras políticas y económicas capitalistas. El Estado Federal Socialista, por tanto, rechaza la interpretación del federalismo burgués o capitalista, porque el Federalismo Socialista nace de la revolución que los pueblos están llevando a cabo, en cualquiera de sus manifestaciones, para liberarse de la opresión y dominio de los grupos oligárquicos que constituyen el actual Estado centralista y capitalista. El principio de autodeterminación debe partir del principio revolucionario que haga desaparecer los grupos de poder o de clase que utilizan el juego del regionalismo o federalismo para seguir disponiendo del poder. No queremos estados independientes burgueses y capitalistas, queremos estado socialistas federados en un plano de igualdad y solidaridad. La revolución y el socialismo es para todos los hombres y para todos los pueblos. La unidad de estos conceptos hará fuerte a todos los pueblos que componen el Estado Español, ante la opresión del capitalismo instalado en él.  

La Monarquía Socialista y Federal

La Monarquía, tal como el Carlismo la concibe, es el instrumento al servicio de la Sociedad que puede mantener la unidad federal dentro de la enorme diversidad y pluralidad de los pueblos. La Monarquía tiene que ser socialista y federal, porque de esta manera representará, por un lado la garantía de la continuidad revolucionaria, y por otro, actuará de arbitro equilibrador de las distintas fuerzas que libremente mantienen la federación. Son los Pueblos los que mediante Pacto buscan ese arbitraje superior que recae en el Rey. El papel del Rey nace del pacto, pacto que se está renovando por la actividad y la participación constante de las partes. Las prerrogativas del Rey son prerrogativas pactadas y que le obligan para ser el Rey de las Republicas Socialistas Federadas.