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PARTÍU CARLISTA: pola defensa de la nuesa tierra

Documentos Carlistes

El Partido Carlista y el 1 de Mayo

El Partido Carlista y el 1 de Mayo

La gran crisis económica de la globalización ha dejado fuera de juego a Gobiernos, organismos internacionales, partidos políticos, patronales y sindicatos.

 

Nadie ni nada ha servido para controlar un sistema financiero, corruptor y corrompido, que campa por sus respetos y que obliga a Gobiernos y organismos internacionales a acudir en su ayuda, y que representa a la economía especulativa, aquella que hunde a particulares, familias, empresas y países. Un conjunto de especuladores financieros que, refugiados en paraísos fiscales, parasitan a la economía real, la de producción y servicios, la de empresarios, técnicos y trabajadores.

 

Crisis económica, crisis política y crisis institucional, que es consecuencia de la profunda crisis moral que atenaza nuestra sociedad, en la que aquellos sindicatos, financiados y espléndidamente subvencionados por el régimen de la ceja, son dirigidos por Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CCOO), que dictan la política económica de un gobierno, y de sus correspondientes gobiernos territoriales, con mucho simbolismo, poco realismo y ninguna solución concreta.

 

En su respuesta a la crisis sobran palabras y promesas y se echan en falta medidas concretas para afrontar la recesión y generar empleo, para superar los problemas de liquidez, de crecimiento y los estructurales. Nada de optimizar medidas de protección social y de creación de empleo digno, ni de articular una reforma fiscal justa para redistribuir los recursos.

 

Ni un solo plan estratégico para sobrevivir a la crisis, solamente improvisación, imprevisibles anuncios mediáticos de ZP desconocidos hasta por su propio gobierno, y un profundo sectarismo que está llevando al enfrentamiento entre personas y entre territorios mediante permanentes campañas de desprestigio contra el adversario político y mediático, que usan una anticuada verborrea radical. Únicamente, globos sonda para tantear la reforma laboral o el cambio en el sistema de pensiones.

 

En su demagogia, mezclan ignorancia y propaganda política partidista que sólo da de comer a unos pocos con carné. Al resto, a los trabajadores, esa clase política corruptible y corruptora sólo nos utiliza para que seamos el taburete para su ascenso.

Unos gobiernos, el de Rodríguez Zapatero, y los de diversas Comunidades Autónomas, que considera que el déficit público son “votos para hoy”, sin preocuparles que sea hambre para mañana y en la esperanza de quién venga después que arree. Un continuo mirar hacia otro lado cuando se emite una deuda pública, insostenible por el tipo de interés que nos obliga a pagar el mercado internacional, que hipoteca nuestro futuro.

 

Nada de pragmatismo para ajustarse a la realidad de un imparable gasto público, sobre el que no se establecen prioridades, aunque el gasto supere, con creces, a los ingresos públicos. Ningún planteamiento creíble de reducción del déficit público, sólo confusión ideológica y debilidad política que obliga a sumisiones políticas y sociales contranatura.

 

Ni un estricto plan de austeridad que implique a todos los sectores de la sociedad y no se cebe exclusivamente en los trabajadores. Al contrario, aumento del nepotismo y del sectarismo, incremento de los gastos en publicidad institucional del gobierno de Rodríguez Zapatero, que presagia un adelanto electoral, en un contexto en que sindicatos y patronales se mantienen enrocados en sus posiciones, atentos a la financiación y a las subvenciones públicas.

 

Gobiernos desaparecidos ante una realidad de cinco millones de personas en paro y de más de ocho millones de seres humanos viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y unos sindicatos institucionales paralizados por la voz de su amo, que se doblegan ante las exigencias del poder, que actúan como correas de transmisión de sus necesidades políticas y conforman los coros y danzas que acompañan a las fiestas de exaltación progubernamentales y a las continuas maniobras de distracción masiva del PSOE, y sus adláteres, con las que tratan de ocultar una política económica y social errática, con las que tratan de disimular su participación mayoritaria en las más de 500 causas abiertas por corrupción y en las miles de denuncias que afloran en los medios de comunicación.

 

Como reflejan las encuestas, la clase política es el problema que, en estos momentos, preocupa a la sociedad por delante del terrorismo y de la inseguridad ciudadana.

 

Perdidos el norte, el sur, el este y el oeste, ni el veleta sindicalismo del régimen ni el atomizado sindicalismo alternativo, mueve pieza, ni ante la tragedia del paro, que parece ser que únicamente ha de preocupar a las familias de quienes la sufren.

 

Nosotros, los trabajadores carlistas, ante este 1º de Mayo, volvemos a plantear la necesidad de una profunda autocrítica en el seno de un movimiento obrero, que sigue planteándose los problemas de los trabajadores con pensamientos de siglos pretéritos que no responden a la realidad de un tiempo en el que cada minuto más de 100 personas cruzan el umbral de la pobreza en el mundo.

 

Jesús Aragón Samanes

Secretario General del Partido Carlista

Jose Mª Porro Sáinz

Secretario General de Euskal Herriko Karlista Alderdia-E.K.A.

Comunicado de las II Jornadas de Desarrollo Ideológico del Partido Carlista. 2003

Comunicado de las II Jornadas de Desarrollo Ideológico del Partido Carlista. 2003

El Partido Carlista ha propugnado desde siempre la personalidad e identidad de cada uno de los pueblos de Las Españas, ha luchado por gentes, su historia y sus culturas. El Partido Carlista se manifiesta contrario a los intentos de confusión de los conceptos de Estado y Nación, que el neoliberalismo tiende a equiparar, y pretende inculcar sobre la sociedad falacias como “un estado sólo puede tener una nación”. El nacionalismo españolista, derivado de su centralismo, realiza la apropiación indebida de la idea de España, anulando cualquier otra visión o sentimiento de lo español y provocando la lógica reacción de quienes se sienten excluidos, por no ver reflejada su propia perspectiva. La indefinición y las contradicciones del Estado de las Autonomías, construido en un momento histórico muy concreto y en unas circunstancias especiales, ha hecho inviable una convivencia que se adecue a las realidades que se vienen manifestando en este nuevo siglo. Es esa tensión existencial que supone toda convivencia la que nos obliga a proponer un cambio del esquema jurídico-político actual, a fin de las partes puedan disponer de un marco adecuado y se pueda elaborar las nuevas condiciones para todo el conjunto de pueblos que conforman las Españas. La filosofía política del partido Carlista desborda los modelos y la terminología existentes, pero los utiliza como herramienta para la expresión clara de sí misma. Estos préstamos terminológicos hacen que no pueda existir una definición pura, si no que conjuga los diferentes modelos. Nuestra tradición foral nos lleva a proclamar la soberanía originaria de los pueblos de las Españas, y el pacto por el que se vinculan, por lo que podría entroncarse con la confederación como pacto multilateral. Pero entiende que hay rasgos comunes con la federación como es el principio de subsidiariedad, acepta lo positivo y legítimo de un estado federal, y considera que el monto de competencias libremente cedidas puede ser considerable en virtud del principio de solidaridad.



El Partido Carlista sigue, como ayer, defendiendo la soberanía y la autodeterminación de los pueblos que conforman las Españas.

Barcelona, 23 de noviembre de 2003



*** El Partit Carlí ha propugnat i defensat des de sempre la personalitat i identitat de cadascú dels pobles de Les Espanyes, ha lluitat per les seves gents, la seva història i les seves cultures. El Partit Carlí es manifesta contrari als intents de confusió dels conceptes d’Estat i Nació, que el neoliberalisme tendeix a equiparar, i a la pretensió d’inculcar sobre la societat fal·làcies com “un estat només pot tenir una nació”. El nacionalisme espanyolista, derivat del seu centralisme, realitza l’apropiació indeguda de la idea d’Espanya, anul·lant qualsevol altra visió o sentiment de lo espanyol i provocant la lògica reacció del que es senten exclosos, en no poder veure reflectida la seva pròpia perspectiva. La indefinició i les contradiccions de l’Estat de les Autonomies, construït en un moment històric molt concret i en unes circumstàncies especials, ha fet inviable una convivència que no s’adequa a les realitats que es venen manifestant en aquest nou segle. És aqueixa tensió existencial que suposa tota convivència la que ens obliga a proposar un canvi de l’esquema jurídic i polític actual, per tal de que les parts disposin d’un marc adequat i es puguin elaborar les noves condiciones per a les relacions de tot el conjunt de pobles que conformen les Espanyes. La filosofia política del partit Carlí, encara que desborda els models i la terminologia existents, els utilitza com a eina per a l’expressió clara de sí mateixa. Aquests préstecs de terminologia fan que no pugui existir una definició pura, si no que conjuga els diferents models. Nostra tradició foral ens emporta a proclamar la sobirania originaria dels pobles de les Espanyes, i el pacte por el qual es vinculen, per la qual cosa podria entroncar-se amb la confederació com a pacte multilateral. Però, entén que hi han trets comuns amb la federació com és el principi de subsidiarietat, accepta el positiu i legítim d’un estat federal, i considera que el conjunt de competències lliurement cedides pot ser considerable en virtut del principi de solidaritat. El Partit Carlí segueix, com ahir, defensant la sobirania i l’autodeterminació dels pobles que conformen les Espanyes.


Barcelona , 23 de novembre de 2003

Manifiesto por la Soberanía de los Pueblos.

El Partido Carlista de Asturias – Partíu Carlista d’Asturies después de celebrar el pasado 25 de mayo, el día de las libertades forales asturianas, quiere expresar públicamente su postura ante el proceso de Reforma de los Estatutos de Autonomía de Asturias y otras Comunidades que se abrirá próximamente.

 

Ante la Reforma del Estatuto de Autonomía, el Partido Carlista se muestra desconfiado y escéptico, pues el proceso va a estar mediatizado por unos partidos que tienen entre sus señas de identidad el nacionalismo español, y por tanto, la reforma hay que entenderla dentro de la campaña de demagogia seudoasturianista que estos partidos han desarrollado últimamente. La Reforma no va a solucionar los problemas sociales del pueblo asturiano: el paro, la vivienda, la inmigración,…  y se limitará exclusivamente (aunque en el debate aparezca la cuestión de la oficialidad de la lengua asturiana) a que la Administración Asturiana gestione unas pocas competencias más, mientras que la autonomía sigue concibiéndose como una cesión de poder desde Madrid y no como un derecho natural que emana directamente del pueblo asturiano. Por tanto la Reforma acabará muy posiblemente en un nuevo engaño para el pueblo de Asturias.

 

Esta Reforma además esta viciada por su origen, no ha sido el fruto de una movilización regionalista dentro de la sociedad asturiana, sino que es algo traído de fuera, desde Madrid, y que hay que analizar dentro del marco de una nueva operación de maquillaje del llamado “Estado de las Autonomías”. El “Estado de las Autonomías” después de 25 años ha resultado un fracaso al ser incapaz de solucionar la cuestión de las nacionalidades, acabando convertido en un campo de batalla entre Madrid y los nacionalismos periféricos, y si ahora se va a proceder a un aumento de la autonomía de algunas comunidades, es simplemente porque el nuevo Gobierno Central necesita del apoyo de estos nacionalismos. El “Estado de las Autonomías” ha fracasado porque no ha sido otra cosa que un Estado centralista que ante la presión regionalista concedió a las regiones/nacionalidades capacidad para gestionar unas competencias elegidas por él, negándose a que los Pueblos sean soberanos y libres para decidir su futuro y en que condiciones desean convivir en el marco de una España renovada, plural y federal; que es el deseo frustrado que hay detrás de los nacionalismos periféricos, los cuales han acabando identificando hispanismo con el nacionalismo español/centralismo madrileño. Es necesaria una redefinición del concepto de España y de la estructura política del Estado, que rompa definitivamente con el centralismo madrileño de los últimos tres siglos.

 

Ante un panorama abocado a la crispación y a la confrontación entre nacionalistas centralistas y periféricos, el Partido Carlista ofrece su proyecto federalista, arraigado en la tradición foral de los diferentes Pueblos de España, como solución y camino para crear unas bases que de una vez por todas concilien la “unidad del estado español” con los deseos de libertad y soberanía de gran parte de la sociedad de muchas comunidades.

 

Creemos que sin el reconocimiento de la soberanía de los Pueblos toda autonomía es ficticia, por estar concedida, limitada y controlada desde Madrid. Creemos que deben ser los Pueblos quienes decidan y pacten cuales son las competencias que tendrán las Administraciones Regionales y cuales ceden al Poder Central, y no al revés como sucede actualmente. Si no cambiamos, si seguimos manteniendo una situación injusta y desigual, en la que la Autonomía se concibe como una serie de privilegios que las comunidades tienen que ir arrebatando poco a poco al Estado, si no construimos desde ahora una nueva España federal que sea una “comunidad de comunidades”, cada día la “unidad del estado” de la que tanto hablan los políticos centralistas será más frágil y más odiosa en gran parte de la sociedad de las comunidades más diferenciadas.

 

29-Mayo-2004

Secretaria de Medios de Comunicación del Partido Carlista de Asturias – Partíu Carlista d’Asturies

NO A LA CONSTITUCIÓN DE LA EUROPA DEL CAPITAL Y LA GUERRA

NO A LA CONSTITUCIÓN DE LA EUROPA DEL CAPITAL Y LA GUERRA Por una Europa de los derechos sociales y de los pueblos,




La UE ha sido, por encima de cualquier retórica, un proyecto económico que ha necesitado una cierta unidad política. La UE tiene su razón de ser en la búsqueda de un mercado unificado a escala europea, para lo cual ha emprendido políticas como la liberalización de los intercambios comerciales o la creación de una infraestructura de transporte y comunicación. Pero la UE ha llegado más lejos al establecer un sistema de administración y control político y social unificados, e imponer una moneda única.

Además, la UE no sólo se explica en clave interna, otro de los objetivos de su creación es permitir a sus multinacionales y gran capital proyectarse hacia el exterior con la ganancia de potencia que se deriva de la ampliación de su mercado doméstico.

Las políticas necesarias para este gran proyecto sólo pueden llevarse a cabo a través de alguna clase de autoridad unificada, dotada de adecuados poderes e instrumentos administrativos, legislativos y judiciales, así como policiales y, en última instancia, militares. Esta fue la finalidad con la que se creó la UE a partir del Tratado de Maastricht.

Pero las bases sentadas en Maastricht no han sido suficientes para afrontar el nuevo desafío de la UE: convertirse en una superpontencia mundial. Así ya ha empezado a luchar por la hegemonía mundial con EEUU. Para ser una superpotencia la UE necesita aumentar el territorio bajo su control directo (con sus consumidores/as - trabajadores/as, materias primas e industria), lo cual explica en parte la ampliación al Este. Además, una superpotencia tiene que ser un poder político y militar de primer orden. Estas son las dos facetas fundamentales que se intentan abordar en el proyecto de Constitución: sentar las bases del reparto de poder interno para que las decisiones sean más ágiles dando más poder a los países centrales, y avanzar definitivamente hacia la creación de un poder militar que respalde al euro (con la férrea oposición de EEUU). Además de consagrar una UE neoliberal.

Por lo anterior, rechazamos el proyecto de Constitución Europea porque limita de forma importante los derechos civiles, nacionales, sociales y políticos y representa un retroceso en relación a las legislaciones (ya lo suficiente limitadas) vigentes en los estados que integran la Unión. Es una Constitución neoliberal, militarista e imperialista, que consagra la Europa de los Estados negando el derecho de autodeterminación, que refuerza la desigualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, y que mantiene un modelo de desarrollo que destruye el medio.

Nosotr@s que queremos otra Europa, la Europa de los trabajadores y de los pueblos, de los derechos sociales, de las libertades, democrática, solidaria, pacífica, no xenófoba y ecológicamente sostenible. Rechazamos este proyecto Constitucional por como se ha hecho, por lo que dice y por lo que supone de intento de hacer de la UE una superpotencia económica, política y militar.

Denunciamos que el proceso de elaboración del borrador de la Constitución:

- No se ha hecho en colaboración con la sociedad civil, a la que ni se le ha consultado ni siquiera informado. Todo lo contrario de un proceso constituyente expresión de la soberanía de los pueblos.

- Todo el secretismo que han mantenido respecto a los ciudadanos se ha convertido en comunicación fluida y coordinación con los lobbys empresariales con sede en Bruselas.

- Sólo en algunos países se someterá a Referéndum, y en la mayoría este resultado no será vinculante. Este será el caso del Estado español, dónde, si se ratifica en el Referéndum a celebrar el 20 de Febrero de 2.005, será sólo a nivel simbólico.

- Es prácticamente irreformable porque un solo país tendrá derecho a vetar la decisión de los otros veinticuatro. Este sistema no busca mayorías cualificadas sino minorías de bloqueo.

Qué dice y qué no dice el proyecto de Constitución Europea:

1. Un proyecto militar

El proyecto de CE apuesta a mantener una política de exteriores y seguridad común que los países tienen que apoyar de forma activa y sin reservas. Crea la Agencia Europea de Armamento y afirma que cada país se compromete a mejorar progresivamente sus capacidades militares, asegura que los estados de la Unión quedan integrados en la OTAN y aprueba los ataques preventivos. Se legalizan las declaraciones de guerra por parte de la Unión. Las acciones armadas precederán las explicaciones, aunque se afirme retóricamente que se enmarca en la ONU: Se informará inmediatamente al Consejo de Seguridad y las Naciones Unidas de cualquiera agresión armada y de las medidas que se han adoptado para hacerle frente.

La cláusula “de solidaridad” entre estados habla de prevenir el terrorismo en los territorios de los estados miembros y de evaluar periódicamente los riesgos que amenazan la Unión, sin definir en caso alguno el término terrorismo ni explicar cuál sería el ámbito de actuación siguiendo la doctrina de la "cruzada contra el mal" de George Bush.

Se consagran la policía interna Europol y la fiscalía Eurojust que refuerzan el control policial y la represión.

Así esta política de represión preventiva contenida en el ámbito de la seguridad, extiende la desconfianza y el temor a las poblaciones anulando en la práctica el derecho de asilo y refugio.
Para todas aquellas personas que estamos en contra de la guerra y proponemos la renuncia definitiva e incondicional del uso de las fuerzas armadas como instrumento político, la CE sólo nos ofrece un modelo militarista.


2. Unos derechos sociales a la baja

El articulado no garantiza de ninguna forma el cumplimiento de los derechos sociales. Además iguala los derechos sociales de l@s europe@s a los niveles de los países dónde estos están más desprotegidos.

En ningún caso se establecen los mecanismos coactivos que obliguen a los estados al cumplimiento de los derechos sociales. Hay derechos, como el derecho a la salud, el derecho a la vivienda o el derecho a un salario suficiente que ni se mencionan, y otros derechos aparecen devaluados por una redacción interesada. Así en el texto aparece:

- Derecho a trabajar en condiciones justas y equitativas. No si indica claramente que toda persona tiene derecho a un empleo digno y estable.

- El derecho de los jóvenes a ser protegidos de la explotación económica y del derecho de las mujeres a ser protegidas del despido por razón de embarazo. "Proteger" no significa ni garantizar ni prohibir.

- El derecho de huelga sólo en negociaciones colectivas y limitada a las leyes restrictivas de cada país, esto dificulta la convocatoria de la huelga general europea.

- El derecho al acceso a los servicios económicos de interés general, que hasta ahora se llamaban “servicios públicos”, y que podrán ser privatizados libremente por el gobierno de cada país. Por lo tanto, nos podemos ir despidiendo de las políticas sociales con respecto a educación, sanidad, servicios a las personas, pensiones de vejez y de invalidez y la posibilidad de acceder a una vivienda.

- No se reconoce el derecho a disfrutar de un medio ambiente limpio por todos los habitantes de la Unión. En su lugar sólo existe una vaga referencia al desarrollo sostenible supeditado a la insostenible competitividad.

- El proyecto de Constitución no permite a los pueblos de Europa decidir libremente su futuro porque no recoge ni el derecho democrático a la autodeterminación, ni el derecho a la unidad territorial de las naciones sin estado, puesto que ni siquiera las reconoce, y perpetúa las fronteras estatales vigentes. Sólo nos podremos dirigir a las cinco instituciones europeas en las 21 lenguas estatales, entre las cuales no se incluyen el catalán, euskera, gallego... de manera que no permite el uso de la lengua propia. Tampoco dedica ningún esfuerzo a proteger los derechos jurídicos, culturales y lingüísticos de las naciones.

"A cambio" permite el cierre patronal (lockout) por parte de los empresarios, las deslocalizaciones, etc... garantizando la impunidad de las multinacionales, como ya estamos padeciendo.

Además la Constitución se encarga de consagrar el derecho a la propiedad privada por encima de los derechos sociales. El único sistema económico permitido será la economía de mercado de abierta y libre competencia, y pervivirán las desigualdades de presupuesto, servicios y salarios entre los países europeos puesto que el sistema de seguridad social será a gusto de cada país. Cabe añadir que se considera la especulación económica un valor en sí misma, porque los capitales podrán circular libremente, siendo imposible aplicarles ni la tasa Tobin ni ninguna otra.

La CE propone una política de déficit cero que imposibilita el desarrollo de políticas sociales y el pleno empleo. Acuerda también obedecer los dictados de la Organización Mundial del Comercio y apuesta por un modelo energético claramente insostenible al propugnar un mercado único de la energía y una deslocalización de la producción y el consumo.

El Banco Central Europeo (BCE) seguirá sin estar controlado por el poder político. Su importancia es capital ya que, aparte de ser el único autorizado a emitir euros, controlará la tasa de interés. El BCE y el sistema de bancos centrales, constituyen una organización jerárquica con poderes ejecutivos, legislativos y la facultad de imponer sanciones, exentos de cualquiera control democrático.

3. Un modelo antidemocrático

- Sólo el Parlamento, una de las 5 instituciones que forman la Unión Europea, se elegirá por sufragio universal directo. Las otros cuatro se votarán por delegación donde le peso de los países centrales de la UE será fundamental. Esto supone un alejamiento en la consecución de sociedades que se gobiernen mediante democracia participativa.

- No se sabrá qué vota el/la delegado/da y por lo tanto no se le podrá pedir cuentas.

- En la práctica el Parlamento europeo no tiene casi capacidad legislativa y está excluido de la política exterior, el resultado es una perversión del sistema democrático. La Comisión Europea, pese a ser escogida de forma no democrática, podrá hacer propuestas legislativas y su presidente tendrá las funciones propias de un régimen presidencialista. (habría que resaltar preferentemente al Consejo que es que quien tiene más poder)

- No se puede desconocer la transformación acaecidas en el conjunto de los países europeos que ya no son los aquellos emisores de mano de obra, por el contrario, mayoritariamente son receptores de miles de personas, una inmigración desesperada que se enfrenta a legislaciones restrictivas que obstaculizan la libre incorporación a las sociedades europeas, y aquell@s ciudadan@s extracomunitari@s que acceden a los beneficios de la regularización, constituyen la mano de obra semi-esclava –cuando no esclava- de la que se alimentan diversos y considerables sectores de la economía. Así se fomenta la xenofobia con una nueva categoría inferior de ciudadano residente de larga duración no comunitario. A estas personas no comunitarias se les niegan casi todos los derechos. Además, las fronteras europeas estarán organizadamente vigiladas: la Europa fortaleza será un hecho.
Por todo lo que hemos dicho queda claro que nos jugamos el futuro. ¡La Constitución Europea es un tratado para legitimar los intereses del gran capital contrarios a los de la mayoría de los pueblos de Europa y del mundo!
Es por ello que las ciudadanas y ciudadanos que vivimos y trabajamos en el continente europeo pretendemos mediante la cooperación y la solidaridad, la creación de la riqueza social destinada a la satisfacción de las necesidades sociales, y, reafirmamos nuestro anhelo de vivir en paz, en libertad, con justicia, protegiendo el medio ambiente, potenciando la diversidad y multiplicidad conformando una democracia directa de mujeres y hombres libres.